Precios desleales

En toda la UE, los vendedores deben indicar los precios de los productos con claridad suficiente como para que puedas comparar fácilmente productos similares y elegir con conocimiento de causa, sin que importe cómo están embalados o cuántas unidades se venden juntas.

Al anunciar o vender productos, la ley obliga a las empresas a indicar con toda claridad el precio que tienes que pagar.

Información completa sobre el precio

El precio indicado en una oferta debe incluir todos los impuestos y los gastos de envío. Si hay costes adicionales que no pueden determinarse de antemano, también deben decírtelo de inmediato.

Caso concreto

Los impuestos y los gastos deben incluirse en el precio total

Stefaan, de Bélgica, encuentra en la web de una compañía aérea unos vuelos muy baratos a España. Sin embargo, cuando termina de hacer la reserva se encuentra con que el precio final se ha duplicado: ahora incluye toda una serie de recargos que en ningún momento del proceso se habían mencionado.

Stefaan se pone en contacto con el servicio de atención al cliente, que le dice que el precio inicial era indicativo. Pero basta una llamada al centro de consumidores belga para confirmar que, aunque las compañías aéreas tienen derecho a cobrar recargos por equipaje, comidas a bordo u otros conceptos, deben indicarlo desde el principio, al igual que cualquier tasa, impuesto, etc. El precio anunciado debe incluir siempre todos los costes adicionales que no sean facultativos, como las comisiones o los gastos de gestión.

Ahora, esa compañía aérea indica claramente todos los suplementos al inicio del proceso de reserva.

Cuando algo se anuncia como «gratuito», no te pueden obligar a pagar por cualquier otro concepto que no sea:

  • responder al anuncio
  • recoger el artículo o hacer que te lo entreguen.

Comparar fácilmente: precio por unidad

También debes poder comparar precios entre distintas marcas y tamaños de envase, para ver, por ejemplo, cuánto ahorrarías si compraras un paquete grande de cereales para el desayuno en lugar de un paquete pequeño.

Para ello, la etiqueta no solo debe indicar el precio de venta, sino además el precio unitario: por ejemplo, por kilo o por litro. Esta información debe ser comprensible, fácil de leer y fácilmente identificable.

La norma también se aplica a toda publicidad en la que se mencione el precio de venta.

Caso concreto

Comprobar el precio unitario de un producto

Nadine vive en Luxemburgo, cerca de la frontera alemana, con su hija de cinco meses. Pensando en ahorrar dinero, empieza a comparar el precio de los pañales en diferentes tiendas, tanto en Luxemburgo como al otro lado de la frontera, en Alemania.

En este último país hay una tienda que vende paquetes de los mismos pañales que Nadine compra en Luxemburgo y al mismo precio, pero, al fijarse en el precio por unidad, Nadine comprueba que el paquete alemán contiene 140 pañales, mientras que en el luxemburgués sólo hay 90: este último es bastante más caro. A partir de ahora, Nadine solo comprará pañales en la tienda alemana.

Excepciones

Los siguientes son ejemplos de productos a los que podrían no aplicarse las normas sobre precios unitarios, bien porque podría llevar a confusión, bien debido al carácter o uso particular del producto:

  • productos vendidos en distribuidores automáticos
  • artículos vendidos en subastas
  • obras de arte o antigüedades.

Afirmaciones engañosas sobre reducciones de precios

Las afirmaciones sobre reducciones de precios como «antes 50 €, ahora 25 €» pueden inducir a error si se ha inflado el precio de venta inicial (conocido como "precio de anclaje»). En todos los países de la UE, al ofrecer un descuento, los comerciantes están obligados a indicar el precio más bajo aplicado al artículo como máximo treinta días antes del anuncio de la reducción del precio.
Como consumidor, esta información te permite evaluar si el descuento es real o no.

Caso concreto

No te dejes engañar por los descuentos

Basia, de Polonia, navegaba por una tienda en línea durante su trayecto en tren del trabajo a casa. Encontró unos vaqueros de diseño caros que le gustaban mucho. Los añadió a la cesta, pero decidió retrasar la compra hasta las rebajas. Dos semanas más tarde, volvió a visitar la tienda en línea para realizar la compra, pero se encontró con una desagradable sorpresa. El precio original indicado junto al muy atractivo precio «con descuento» era, en realidad, superior al precio indicado dos semanas antes de las rebajas. Basia, decepcionada, no compró los vaqueros.

Según la normativa de la UE, debes poder evaluar si el precio con descuento es realmente una buena oferta, puesto que los vendedores deben indicar el precio más bajo aplicado al artículo con descuento en los últimos treinta días.

La discriminación de precios está prohibida

Como ciudadano de la UE, un vendedor no puede cobrarte más por comprar productos o servicios solo a causa de tu nacionalidad o tu país de residencia. No obstante, algunas diferencias de precio están justificadas si se basan en criterios objetivos y no solo en la nacionalidad. Por ejemplo, en función de los gastos postales, puedes pagar más por un envío a un país o a otro. Sin embargo, los vendedores pueden fijar precios de venta netos diferentes según los puntos de venta, como tiendas y sitios web, o pueden dirigir ofertas específicas solo a un determinado territorio de un Estado miembro. De acuerdo con las normas de la UE, todas esas ofertas deben ser accesibles a los consumidores de otros países de la UE.

No obstante, no existe justificación posible para las diferencias de acceso a los bienes o servicios para los clientes de distintos países de la UE en las tres situaciones siguientes:

  • venta de bienes sin entrega física, por ejemplo cuando compras un producto online que vas a recoger personalmente en una tienda, en lugar de recibirlo en tu casa
  • venta de servicios prestados por vía electrónica (con exclusión de los contenidos protegidos por derechos de autor), como los servicios de computación en nube o el alojamiento de sitios web
  • venta de servicios prestados en un lugar específico, por ejemplo reservas de hotel, alquiler de coches, entradas para parques de atracciones, etc.

Cuando un vendedor tiene varias versiones de la misma web según el país, por ejemplo una tienda online que vende productos en diferentes países de la UE, debes poder elegir cuál de esas versiones quieres consultar. Tienes que dar tu autorización para ser redirigido a una versión de la web específica de un país. También deberías poder modificar tu elección en todo momento.

Precios personalizados

Los minoristas pueden utilizar algoritmos para rastrear tus preferencias o tus hábitos de navegación en línea y fijar precios en consecuencia. El objetivo es fijar el precio de los artículos en función de lo que estarías dispuesto a pagar por un artículo concreto. Esta práctica no es ilegal, pero, como consumidor, tienes derecho a una total transparencia de los precios.

De conformidad con las normas de la UE, los comerciantes están obligados a informarte de si el precio está personalizado sobre la base de decisiones automatizadas y la elaboración de un perfil de tu comportamiento específico como consumidor.

Caso concreto

Tienes derecho a saber

Ana, de Rumanía, navega con frecuencia por sus tiendas en línea favoritas y revisa los precios de diversos artículos, independientemente de si los va a comprar o no. Además de las fluctuaciones de precios, también se da cuenta de que los precios varían dependiendo del dispositivo que utilice. Sorprendentemente, sus amigos ven precios diferentes al consultar el mismo sitio web al mismo tiempo, lo que la confunde aún más.

Según las normas de la UE, antes de hacer una compra tienes derecho a saber si un comerciante utiliza un algoritmo para modificar el precio del producto que te interesa.

Legislación de la UE

¿Necesitas recurrir a los servicios de asistencia?

Ponte en contacto con los servicios de asistencia especializados

Última comprobación: 18/03/2024
Compartir esta página