Son muchos los ciudadanos de la UE que deben su medio de vida al mar y sus recursos: la pesca, claro está, pero también la energía procedente de los parques eólicos marinos o del petróleo y el gas natural extraídos en alta mar. La flota mercante de la UE y el comercio que transporta dependen de los océanos del mundo. Las regiones costeras atraen el turismo, que también sustenta a muchas familias.
Son razones de peso para que explotemos los recursos marinos con responsabilidad y evitemos la sobrepesca y el deterioro del medio marino y costero por la extracción de petróleo y gas.
La industria pesquera de la UE es la cuarta del mundo, con una producción de unos 6,4 millones de toneladas de pescado al año. La pesca y la industria de transformación de sus productos dan empleo a más de 350.000 trabajadores.
La UE hace todo lo posible por garantizar que la pesca sea sostenible —tanto económica como ambientalmente—, sin olvidar los intereses de los consumidores y las necesidades de los pescadores.
Estos son justamente los objetivos de la reforma de la política pesquera común que entró en vigor en enero de 2014: garantizar el sustento de los pescadores y acabar con la sobrepesca y el consiguiente agotamiento de las poblaciones.
La nueva normativa se completa mediante un Fondo Europeo Marítimo y de Pesca. Entre 2014 y 2020 se financiarán proyectos para
Eso ayudará a que los pescadores hagan la transición a una pesca sostenible y a que las comunidades costeras diversifiquen sus economías.
La UE colabora con las Naciones Unidas y negocia en las organizaciones regionales e internacionales para garantizar que las aguas de todo el mundo se regulen de forma transparente y sostenible y se evite la sobrepesca.
Pero además, los acuerdos bilaterales con terceros países permiten a los pescadores de la UE acceder a caladeros lejanos en las mismas condiciones de sostenibilidad que se aplican dentro de la UE. Esto contribuye a mantener abastecido nuestro mercado. Por su parte, los países socios, incluidos los países en desarrollo, reciben una contribución financiera les permite invertir en el desarrollo de su propia industria pesquera y mantener sus propios recursos pesqueros.
La diferencia entre la cantidad de marisco consumido en la UE y los volúmenes que suministra la industria pesquera es cada vez mayor. Parte de ese hueco puede llenarlo la acuicultura. Una cuarta parte del pescado y el marisco de la UE ya procede de piscifactorías y otras formas de acuicultura. En volumen, las principales especies de la acuicultura en la UE son el mejillón, la trucha arco iris y el salmón, seguidos por la ostra, la dorada, la carpa, la almeja y la lubina.
La acuicultura europea observa normas estrictas de protección del medio ambiente, los animales y consumidores. Pero como industria se ha quedado estancada en los últimos años. Para invertir esta tendencia y aumentar la oferta de productos frescos y sanos y alimentos producidos localmente se ha elaborado nueva legislación.
La pesca ilegal, no declarada y no reglamentada agota las poblaciones de peces, destruye los hábitats marinos, distorsiona la competencia, perjudica injustamente a los pescadores legales y fragiliza a las comunidades costeras, sobre todo en los países en desarrollo.
La UE trabaja para cerrar los resquicios que permiten a los ilegales obtener beneficio de sus actividades. Solo pueden comercializarse dentro y fuera de la UE los productos de la pesca marina certificados como legales por el Estado de abanderamiento o el Estado exportador. A cualquier pescador de la UE que pesque ilegalmente en cualquier lugar del mundo y bajo cualquier pabellón pueden aplicársele sanciones importantes, en proporción con el valor económico de su captura, que le priven de todo beneficio.
La sostenibilidad también tiene que ver con nuestra manera de consumir los productos del mar. La UE y los gobiernos europeos hacen todo lo posible por concienciar a los consumidores.
Estos, al elegir lo que compran, tienen un poder considerable. Pero también es importante que todos los demás componentes de la cadena de suministro hagan el mismo esfuerzo.
Por ejemplo, según las nuevas normas sobre etiquetado de pescados, moluscos, crustáceos y algas, todos los productos vendidos a consumidores o colectividades deben llevar la información siguiente:
Los mares y océanos son importantes motores de la economía europea. La UE tiene el mayor número de puertos comerciales (1.200) y la mayor flota mercante del mundo: el 90% del comercio con países no miembros y el 40% del comercio dentro de la UE es por vía marítima. El sector representa alrededor de 5,4 millones de empleos y genera un valor añadido bruto de casi 500.000 millones de euros al año.
Aun así, queda por explotar un enorme potencial de innovación y crecimiento, sobre todo en determinados campos. De ahí que en los últimos años la UE haya ampliado el campo de aplicación de su política marítima para incluir todo tipo de utilización del medio marítimo.
En la estrategia sobre crecimiento azul se explica cuáles son los objetivos a largo plazo:
Para que tomemos conciencia de la importancia crucial de unos mares y océanos sanos para nuestra vida, cada 20 de mayo la UE celebra el Día Europeo del Mar.