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Una Europa global: competir en el mundo

Para reforzar la competitividad europea y aprovechar las oportunidades derivadas de la apertura internacional, son necesarias nuevas prioridades y nuevos enfoques en la política comercial de la Unión Europea (UE). Esas nuevas perspectivas se presentan en un ambicioso programa de acción, que consta de una agenda interna y otra externa. De esta forma, la política comercial de la UE podrá responder a los objetivos de crecimiento y empleo de la estrategia de Lisboa, y al mismo tiempo hacer frente al reto de la globalización.

ACTO

Comunicación de la Comisión al Consejo, al Parlamento Europeo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones de 4 de octubre de 2006 «Una Europa global: competir en el mundo» [COM(2006) 567 final – no publicada en el Diario Oficial].

SÍNTESIS

La Comisión propone un ambicioso programa para la competitividad de la Unión Europea (UE) y de sus empresas en el marco de la agenda externa de la estrategia de Lisboa para el crecimiento y el empleo, que hace hincapié en mercados abiertos. El rechazo del proteccionismo en Europa, la apertura de los principales mercados fuera de Europa y la unificación de los esfuerzos de las políticas internas y externas de la UE son los elementos centrales de dicho programa.

En este contexto, la Comisión presenta un análisis de los fundamentos de la política comercial común y de la competitividad de la UE. También hace balance de las medidas que deben ponerse en práctica para responder a dichas prioridades y al reto de la globalización.

En efecto, la economía mundial se caracteriza por una creciente integración, que resulta más fácil debido, fundamentalmente, a la disminución de los costes del transporte y a las tecnologías de la información y la comunicación. Asimismo, genera una gran interdependencia de las economías y de las industrias a escala mundial, y presenta, por otra parte, tantas oportunidades como riesgos para los ciudadanos y para el planeta.

FUNDAMENTOS DE LA COMPETTIVIDAD EUROPEA

Frente a esos retos, la UE debe incrementar su competitividad, basándose en normas transparentes y eficaces.

En primer lugar, la competitividad europea se basa en unas políticas internas adecuadas, a saber:

  • Mercados competitivos que faciliten la competitividad de las empresas europeas. El mercado único se beneficia de unas normas de calidad previsibles y transparentes que permiten aprovechar las economías de escala y utilizar eficazmente los recursos. Además, la competencia anima a las empresas a velar por la calidad de sus productos. En los sectores de la industria manufacturera y de los servicios, las empresas europeas tienen buenos resultados con respecto a sus competidores mundiales. No obstante, los sectores tecnológicos de vanguardia podrían mejorar su rendimiento en términos de innovación, educación, investigación y desarrollo.
  • Apertura económica. A diferencia del proteccionismo, la apertura a los intercambios y a las inversiones internacionales genera presiones competitivas beneficiosas para la innovación, las nuevas tecnologías y la inversión. Además, permite explotar los recursos del mercado único. En este contexto, los instrumentos de defensa comercial, adaptados al comercio mundial, siguen siendo indispensables para hacer frente a las prácticas comerciales desleales.
  • Justicia social. La UE ha de estar en condiciones de hacer frente al impacto de la apertura de los mercados, en particular la aceleración de los cambios estructurales derivados de la globalización. En efecto, ésta puede ser negativa para algunos sectores, regiones o trabajadores. Por tanto, no sólo han de poder preverse los efectos de la apertura, sino que además es necesario poder promover los valores —sobre todo sociales y medioambientales— en todo el mundo.

En segundo lugar, la competitividad europea se basa en la apertura de los mercados en otras partes del mundo, con arreglo a unas normas equitativas. En particular, la UE debería poder comprometerse en favor de la apertura de los mercados de los países emergentes, que tienen una cuota de mercado creciente en el comercio mundial. La apertura de los mercados ha demostrado sus beneficios en términos de desarrollo y de lucha contra la pobreza en China, India o Brasil.

No obstante, para aprovechar plenamente la apertura de los intercambios, es preciso no limitarse a los aranceles, sino luchar contra los nuevos obstáculos a los intercambios. Para ello, la política comercial común ha de hacer hincapié en lo siguiente:

  • Barreras no arancelarias: dejando a un lado los aranceles, en muchos casos las barreras no arancelarias (regulaciones y procedimientos que limitan los intercambios) son menos visibles y más complejas y sensibles, ya que afectan directamente a las normativas internas. Para fomentar los intercambios respetando normas transparentes y no discriminatorias, la Comisión, los Estados miembros y la industria deben definir nuevos métodos de trabajo distintos de los medios tradicionales de que disponen (reconocimiento mutuo, diálogo sobre la normalización y la regulación, y asistencia técnica a terceros países).
  • Acceso a los recursos: la industria europea debería poder tener acceso a los recursos cruciales, como la energía, las materias primas, los metales y la chatarra, y dicho acceso sólo debería restringirse por motivos medioambientales o de seguridad. En este sentido, teniendo en cuenta que el acceso a la energía es fundamental para la UE, ésta debería poner en práctica una política coherente para garantizar un abastecimiento energético diversificado, competitivo, seguro y sostenible, tanto dentro de la Unión Europea (mercado competitivo, promoción de una combinación de energía sostenible, eficiente y diversa), como fuera de ella (condiciones no discriminatorias de tránsito y de acceso de terceros países, y ayuda a terceros países para la mejora de sus capacidades e infraestructuras). En este marco, debería fortalecerse la relación entre comercio y medio ambiente, dadas las repercusiones medioambientales que el comercio puede tener, especialmente para la biodiversidad y el clima. Deberían fomentarse la eficacia energética, las energías renovables y la utilización racional de las energías.
  • Nuevas áreas de crecimiento: derechos de propiedad intelectual (DPI), servicios, inversiones, contratación pública y competencia. Estos sectores ofrecen oportunidades importantes para la economía europea, a condición de que la liberalización progresiva del comercio mundial y la existencia de normas transparentes, eficaces y respetadas (internacionales y nacionales) faciliten los intercambios entre la UE y sus socios comerciales. Para ello, debería incrementarse la cooperación bilateral e internacional.

PLAN DE ACCIÓN

La Comisión propone un programa de acción para incrementar la competitividad exterior de la UE y hacer frente a los desafíos globales. A tal fin, en el plan de acción se establecen las prioridades y los méto dos necesarios, tanto a nivel interno como externo.

A nivel interno

Las empresas europeas deben beneficiarse de la competitividad de la UE, y los ciudadanos europeos han de notar los beneficios de dicha competencia. La estrategia de Lisboa es el fundamento de la competitividad de la UE. En este contexto, en la Comunicación de la Comisión titulada «Una agenda de los ciudadanos» [COM(2006) 211 final], de mayo de 2006, se propone una revisión fundamental del mercado único para garantizar la competitividad de las empresas a través de la diversificación, la especialización y la innovación.

El proceso de elaboración de las políticas de la UE ha de orientarse hacia la capacidad de la Unión Europea para responder a los desafíos globales. Para ello, resulta decisivo tener una normativa —europea o internacional— coherente, como también lo es la cooperación internacional y bilateral. La UE fomenta la difusión de buenas prácticas, pero también un enfoque abierto y flexible para la elaboración de dichas normas.

En lo que respecta a las repercusiones de la apertura de los mercados, la Comisión y los Estados miembros tratarán de que los ciudadanos europeos se beneficien de ella, en particular a través de un seguimiento sistemático de las importaciones y los precios de consumo.

Además, la adaptación al cambio es un factor decisivo para el crecimiento y el empleo. Los programas de cohesión y el Fondo Europeo de Adaptación a la Globalización permitirán prever dichos cambios y darles respuesta. Asimismo, se modernizará el sistema aduanero europeo (revisión del código aduanero e introducción de la aduana electrónica [e-customs]).

A nivel externo

En lo que respecta a la acción exterior, la UE mantiene su compromiso en favor del multilateralismo, que ofrece los medios para eliminar los obstáculos a los intercambios de forma más estable y duradera. La Organización Mundial del Comercio (OMS) es un marco privilegiado para ello, y la UE apoya la reanudación de las negociaciones de Doha.

Más allá del multilateralismo, la UE también debe esforzarse por promover una liberalización de los intercambios más amplia y rápida en el marco de sus relaciones bilaterales, que los acuerdos de libre comercio (ALC) impulsarán. Los ALC tienen la ventaja de poder cubrir ámbitos no abarcados ni por una normativa internacional ni por la OMC. En efecto, los ALC sirven para nuestros objetivos de vecindad y desarrollo, pero también deberían atender a los intereses comerciales de la UE. No obstante, la Comisión considera que los ALC habrían de tener un contenido menos limitado que los actualmente existentes en el contexto de los objetivos de vecindad, los acuerdos de asociación económica (AAE) que se están negociando con los países de África, el Caribe y el Pacífico (), o los acuerdos de asociación con Latinoamérica y la Comunidad Andina.

La UE deberá definir criterios económicos para negociar y celebrar ALC y para identificar a sus socios: el potencial de los mercados en términos de tamaño y de crecimiento económico, el nivel de protección en lo que respecta a las exportaciones de la UE (aranceles y barreras no arancelarias), etc. Se tendrán en cuenta otros factores, como las negociaciones entre los socios potenciales y los competidores de la UE, el impacto de esas negociaciones sobre la UE y el riesgo que suponen para el acceso preferencial de los socios a los mercados de la Unión Europea. Sobre esta base, los socios a los que hay que dar preferencia son los países de la ASEAN (EN), Corea del Sur y la India, que responden a los criterios anteriormente señalados, así como el MERCOSUR, Rusia, el Consejo de Cooperación del Golfo, y China.

En lo que respecta al contenido, esos acuerdos han de ser más completos, ambiciosos y amplios, de modo que incluyan una amplia gama de ámbitos que abarquen los servicios y las inversiones, así como los derechos de propiedad intelectual (DPI). Los ALC deben prever una convergencia reglamentaria para luchar con eficacia contra las barreras no arancelarias, así como unas disposiciones más sólidas (en lo que se refiere a DPI y competencia), unas normas de origen sencillas y modernas adaptadas a la realidad, así como unos mecanismos de seguimiento para evaluar la aplicación y los resultados. Los ALC deberán estar adaptados a las características específicas del desarrollo (con estudios de impacto) y del desarrollo sostenible. También deberán responder a las necesidades de cada país con arreglo a las estrategias de la UE respecto de dichos países y de las regiones de las que dependen.

El comercio trasatlántico es el núcleo central de las relaciones bilaterales de la UE, en particular para hacer frente a los desafíos de la competitividad global. La UE seguirá fomentando la supresión de las barreras no arancelarias, habida cuenta de las ventajas económicas que representa una liberalización completa de los intercambios entre los socios. Con ese objetivo, prosiguen las negociaciones en el marco de la iniciativa económica trasatlántica (EN).

China es un socio fundamental, pero también un reto para la UE, que ofrece oportunidades de crecimiento y empleo. También China se enfrenta a sus propios desafíos, ya que tiene una cuota de mercado creciente del comercio mundial. En el marco de su estrategia con respecto a China, la UE propone centrarse en tales retos, establecer prioridades y cooperar más en esos ámbitos.

La UE y sus socios deberían hacer más esfuerzos en lo concerniente al respeto de los derechos de propiedad intelectual (DPI), esfuerzos que adoptarán diferentes formas: disposiciones específicas en los acuerdos bilaterales, refuerzo de la cooperación aduanera, diálogos, presencia y recursos consolidados sobre el terreno, y sensibilización de las empresas europeas. Dichos esfuerzos se centrarán en primer lugar en China, Rusia, la ASEAN, Corea, Mercosur, Chile y Ucrania, así como Turquía en el marco de sus negociaciones de adhesión.

La estrategia de acceso a los mercados, adoptada en 1996, se renovó en 2007. La Comisión propone reforzar su acción, centrándola en determinados países y sectores y en la apertura de sus mercados a terceros países. Ese esfuerzo debería realizarse de forma concertada con la industria y los Estados miembros.

La contratación pública de terceros países debería estar abierta a los proveedores europeos. La Comisión iniciará una acción dirigida a reducir las prácticas restrictivas discriminatorias. Si procede, se mantendrán determinadas restricciones específicas en el caso de terceros países recalcitrantes, con objeto de fomentar la apertura recíproca de los mercados.

Los instrumentos de defensa comercial forman parte del multilateralismo, de modo que la UE velará por que los instrumentos de sus socios estén justificados, y sean transparentes y conformes con las normas internacionales. En caso contrario, podría recurrir a los mecanismos de resolución de conflictos, como el de la OMC. Además, la UE se centrará en la mejora de sus propios instrumentos, que deben responder a los requisitos de eficacia y de adaptación a los cambios globales, con objeto de garantizar que se tenga en cuenta la diversidad de intereses europeos.

ACTOS CONEXOS

Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones sobre la dimensión exterior de la estrategia de Lisboa para el crecimiento y el empleo - Informe sobre el acceso a los mercados y establecimiento de un marco para incrementar la eficacia de la cooperación internacional en materia legislativa [COM(2008) 874 final – No publicada en el Diario Oficial]. La presente Comunicación ofrece un primer informe anual sobre la apertura comercial de la UE y el acceso de las empresas europeas a los mercados mundiales.

La Comisión respalda la intensificación de la cooperación internacional y de las relaciones bilaterales al objeto de mejorar la convergencia legislativa, especialmente en el sector financiero. Es preciso aprobar normas más estrictas en materia de seguridad de los productos, de protección de los consumidores y del medio ambiente. Se ha hecho especial hincapié en las acciones con los países candidatos a la UE, los socios de la Política de Vecindad, los Estados Unidos, China y Rusia.

El informe constata la bajada de los aranceles aduaneros y de los derechos a la importación. No obstante, la tendencia general al aumento de los obstáculos no arancelarios sigue dificultando los intercambios. La UE pretende emplear todos los instrumentos disponibles para facilitar dichos intercambios. Apoya la celebración de acuerdos comerciales multilaterales dentro de la Organización Mundial de Comercio (OMC) para lograr mercados abiertos y justos, así como la celebración de acuerdos bilaterales y regionales de libre comercio (ALC). Los procedimientos de notificación y resolución de litigios previstos por la OMC pueden facilitar la supresión de los obstáculos al comercio.

Los Estados miembros de la UE buscan una acción coordinada en la que participen todos los actores implicados, incluso a escala local. En el marco de las negociaciones de la Ronda de Doha, la estrategia europea tiene como prioridad mejorar el acceso de las empresas a los sectores con un importante potencial de crecimiento, garantizar el respeto de los derechos de propiedad intelectual y desarrollar la apertura internacional de las pequeñas y medianas empresas con medidas de asistencia específicas.

Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones de 18 de abril de 2007 «Una Europa global: una cooperación reforzada para facilitar a los exportadores europeos el acceso a los mercados» [COM(2007) 183 final  – No publicada en el Diario Oficial].

Comunicación de la Comisión de 6 de diciembre de 2006 «Una Europa global - Instrumentos de defensa comercial europeos en una economía global en transformación - Libro Verde para consulta pública» [COM(2006) 763 final - No publicada en el Diario Oficial].

Los resultados de la consulta fueron publicados el 19 de noviembre de 2007 (EN) (pdf).

Última modificación: 20.05.2009

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